jueves, 8 de junio de 2017

Cúmplense 70 años del incio de la gira de Evita por Europa




Perón, Evita y otros dirigentes peronistas pensaron en una gira internacional para 1947, inédita en aquel momento para una mujer, que pudiera ubicarla en el primer plano político.
La gira se extendió durante 64 días, partiendo el 6 de junio y regresando el 23 de agosto de 1947. Durante la misma visitó España (18 días), Italia y el Vaticano (20 días), Portugal (3 días), Francia (12 días), Suiza (6 días), Brasil (3 días) y Uruguay (2 días). Su intención oficial era oficiar de embajadora de buena voluntad y conocer los sistemas de ayuda social instalados en Europa con la obvia intención de impulsarla a su regreso a hacerse cargo de un nuevo sistema de obras sociales. En el cortejo viajó el padre jesuita Hernán Benítez, por quien ella se dejaba aconsejar, y que tendría influencia, a su vuelta, en la creación de la Fundación Eva Perón.
Eva Perón bautizó la gira con el nombre de Gira del Arco Iris. La denominación se originó en una candorosa afirmación de Evita a poco de llegar a Europa:
-"No vine para formar un eje, sino sólo como un arco iris entre nuestros dos países."

España, fue la primera escala de su viaje, cuando era gobernada por el dictador Francisco Franco. Estuvo en Villa Cisneros, Madrid, Toledo, Segovia, Galicia, Sevilla, Granada, Zaragoza y Barcelona. Hay decenas de testimonios sobre el desagrado de Evita acerca del modo que se trataba a los obreros y a las personas humildes en España. Mantuvo una situación tirante con la esposa de Franco, Carmen Polo, debido a su intento de mostrarle el Madrid histórico de los Austrias y los Borbones en lugar de los hospitales públicos y los barrios obreros , los llamados «barrios de chabolas». También se utilizó su diplomacia e influencia con Franco para obtener el perdón de la militante comunista Juana Doña. De regreso en la Argentina, contaría:
-"A la mujer de Franco no le gustaban los obreros, y cada vez que podía los tildaba de «rojos» porque habían participado en la guerra civil. Yo me aguanté un par de veces hasta que no pude más, y le dije que su marido no era un gobernante por los votos del pueblo sino por imposición de una victoria. A la gorda no le gustó nada...!!!"
El 8 de junio de 1947 llegó a Madrid María Eva Duarte de Perón, en el inicio de un viaje oficial por seis estados europeos. Desde su juventud Evita había oído hablar de la guerra civil, primero por un anarquista español que despertó sus primeras ideas políticas, y luego por sindicalistas de la UGT y la CNT exiliados en Buenos Aires, que habían contribuido a crear la CGT y convertirla en la mas poderosa central obrera existente en América y columna vertebral del peronismo. Con maestros o referencias como aquel anarquista y aquellos socialistas y cenetistas españoles, Evita estaba lejos de simpatizar con el comunismo, pero cuando supo de la condena de Juana Doña no dudo de pedirle a Franco que la indultara: se trataba de una mujer y de una mujer que había luchado por la clase trabajadora. Y de este modo Juana Doña vino a ser la última mujer condenada a muerte e indultada por Franco. La pena capital le fue conmutada por la de treinta años.
Dieciocho años después Juana Doña recuperó la libertad y viajó a Francia. Los años pasados en las cárceles, que ha relatado en forma novelada en dos obras, le habían hecho reflexionar y distanciado de la dirección del partido que poco después entraba en una profunda crisis, motivada por la interpretación de lo que había sido y era la lucha contra la dictadura franquista. En una entrevistga el preguntaron por qué nunca se había referido a la decisiva intervención de Eva Perón en su historia. Juana Doña contestó fríamente:
-“Aquellos meses de 1946 y 47 fueron los de mayor auge de la lucha armada contra la dictadura franquista. Una historia con muchos mártires y héroes de la causa del pueblo y algunos traidores y burócratas”.
Ni siquiera pronunció el nombre de aquella a quien debía su vida.
Juana Doña murió a los 92 años, María Eva Duarte de Perón a los 33. Juana Doña, a la que sus seguidores la recuerdan como “la segunda Pasionaria”, forma parte de la compleja historia del comunismo español. La figura política de Evita sigue sin estar aun claramente definida entre los españoles. Evita no gozó de la simpatía del general Franco ni de los ministros y altos funcionarios que lo rodeaban. Martinez Campos ironizó en ABC en los días de su visita sobre “el culto naciente a la Dama de los Descamisados”, considerándola “ideológica y políticamente peligrosa”. Hoy, los herederos de la ultraderecha franquista al igual que los de la ultraizquierda que encarnó Juana Doña, sigue rechazando a “la Perona”, como la denominaban despectivamene, aquella mujer que imponía demoras al barroco protocolo del régimen para mezclarse en los suburbios de Madrid, de Sevilla y de Barcelona con el pueblo y que decía en sus discursos, en aquella España, que:
- “hay que luchar mientras haya un solo derecho conculcado”

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